Sobre nuestra iniciativa
La pandemia por COVID-19 agravó la exclusión social de las personas enfermas, mayores y con discapacidad debido a las medidas para restringir los movimientos y el contacto social, como la obligatoriedad de permanecer en casa, las cuarentenas y los confinamientos. Si bien esas medidas fueron cruciales para controlar la situación y garantizar la seguridad de todos, empeoraron el aislamiento que muchos colectivos sufrían ya antes de la pandemia.
De hecho, en toda Europa, millones de personas jóvenes y mayores con problemas de movilidad debido a una enfermedad, problemas relacionados con la edad, problemas derivados de una discapacidad o con inmunodeficiencia, ven limitadas a diario, a menudo junto con sus cuidadores informales, sus oportunidades de interacción social y participación en actividades significativas fuera de sus hogares. Involucrar a estas personas en actividades significativas es uno de los principios de la atención centrada en la persona y se ha comprobado que es fundamental para mantener la salud y el bienestar del individuo que recibe atención e apoyo. Puede ayudar a mejorar la condición física, mejorar el estado de ánimo, contribuyendo a disminuir los sintomas depresivos y la ansiedad, puede ayudar a combatir la soledad, mejorar la calidad del sueño e incluso reducir las caídas. Sin embargo, puede suponer un gran reto para las personas confinadas en el hogar poder realizar actividades significativas para ellos si no se les brinda el debido apoyo para hacerlo.
As clearly showed during the peak of the pandemic, online technologies could be exploited to provide social support and a sense of belonging.
Como se mostró claramente durante el pico de la pandemia, las tecnologías en línea podrían explotarse para brindar apoyo social y facilitar a las personas vulnerables un sentido de pertenencia. Sin embargo, no solo muchas personas en Europa todavía tienen un acceso limitado a las tecnologías digitales y carecen de las habilidades necesarias para explotarlas por completo, sino que esto también les ocurre a muchos profesionales de la atención social que podrían no tener las competencias necesarias para facilitar atención social basada en las nuevas tecnologías. De hecho, una barrera para la atención social online no es solo la falta de habilidades básicas en el uso de las nuevas tecnologías, sino más bien de competencias más avanzadas, como la capacidad de acceder, adaptar y crear nuevos métodos de intervención social y educativa utilizando las nuevas tecnologías y facilitar atención social a través de herramientas technológicas y prácticas de trabajo comunitario. |